“Qué Podemos Hacer, Porque no Podemos Quedarnos así”

Por Manuel Domínguez Caldera

Fotografía relevante a la nota.

En la misa dominical en la Catedral Basílica de Zacatecas, el obispo Sigifredo Noriega Barceló, lamentó que haya un ambiente de tristeza y preocupación por la violencia que se vive en diversas partes de la entidad, además se solidarizó con las familias de los cinco jóvenes: estudiantes: Alexia, Valeria, Irving, Natalio y Luis del municipio Francisco R. Murguía quienes fueron secuestrados y posteriormente asesinados (Foto: Rocío Castro Alvarado)

En la misa dominical en la Catedral Basílica de Zacatecas, el obispo Sigifredo Noriega Barceló, lamentó que haya un ambiente de tristeza y preocupación por la violencia que se vive en diversas partes de la entidad, además se solidarizó con las familias de los cinco jóvenes: estudiantes: Alexia, Valeria, Irving, Natalio y Luis del municipio Francisco R. Murguía quienes fueron secuestrados y posteriormente asesinados. Expuso que hay una profunda indignación hacia la violencia y hacia los diversos crímenes que se cometen en la entidad y en el resto del país.

Sin dejar de mencionar que hacen votos por que las cosas mejoren y que la sociedad retome su dinamismo y productividad, ya que el miedo afecta tanto a los aspectos morales como en los espirituales. Por lo que invitó a reflexionar y ser “protagonistas de la paz”, es decir como sociedad y como grey católica.

“Se nota un ambiente de tristeza en las calles, casi casi durante toda la semana, pero más acentuado el fin de semana; estamos llenos de dolor, todos nos sentimos ofendidos por la violencia, todos somos esos jóvenes, todos somos esos padres de familia, todos somos los hermanos de estos jóvenes; el dolor nos ha unido y nos sigue uniendo. Pero también estamos indignados, hay un coraje interior, no sólo es dolor sino también un por qué está pasando esto. E inmediatamente pensamos quién y quiénes, pues no sólo buscamos causas sino también culpables. Estamos indignados, pues no es sólo un dolor en el cuerpo, sino también un dolor espiritual. Nos sentimos ofendidos en nuestra dignidad humana. Inmediatamente viene cómo reaccionar y qué vamos a hacer, porque no podemos quedarnos así”

“Este tipo de situaciones debe indicar un nuevo camino, una nueva forma de estar y de ser en la sociedad, una nueva forma de ser como iglesia, cristianos y bautizados. Ser protagonistas de la paz. La palabra de Dios siempre es oportuna, hoy puede escucharse como algo imposible o como que no es la respuesta, pero la palabra no necesita explicación, es clara y es práctica. ¿Qué tenemos qué hacer para sanar ese dolor de alma y espíritu. Para recuperar otra vez la confianza? La palabra de hoy es provocativa”, finalizó monseñor Barceló.