“La Herencia Maldita”, Incontrolable

Por Margarito Juárez González

Fotografía relevante a la nota.

Guardia Nacional (GN)

Fresnillo, Zac.- Narcotraficantes armados privaron de la libertad a un elemento de la Guardia Nacional (GN), lo golpearon y le dispararon en el tórax y en uno de sus ojos, y lo dejaron tirado en una colonia popular: “¡Ya basta!”, es el clamor popular.

Eran las 5:00 de la tarde aproximadamente, cuando personal de Trabajo Social del Hospital General, informó a la Policía de Investigación, del ingreso de un hombre al área de urgencias, el cual tenía dos heridas de bala, y su estado era delicado.

Esta es la historia: Carlos Alberto de 25 años de edad, declaró que es elemento de la Guardia Nacional y que está comisionado en el municipio de Río Grande, a donde se dirigía para presentarse a sus labores de seguridad. Que poco antes de llegar a su lugar de trabajo fue interceptado por varios delincuentes armados que tripulaban una camioneta, a la cual a base de golpes lo subieron.

De ahí los peligrosos la emprendieron a golpes hasta llegar a la ciudad de Fresnillo, hasta llegar a una calle de una colonia popular, cuyos nombre no recordaba en ese momento.

Ahí, los cobardes narcotraficantes frenaron la camioneta, lo sacaron de ella a golpes y enseguida le dispararon dos tiros: el primero en un ojo, el siguiente en el tórax.

Ahí lo dejaron a su suerte y quizá hubiera muerto, pero providencialmente pasó por ahí un taxista quien, al verlo en ensangrentado, detuvo su marcha y de inmediato se bajó a auxiliarlo. el Guardia Civil le pidió lo llevara a un hospital, pues sentía morir. Rápidamente el trabajador del volante lo llevó a Urgencias del Hospital General, donde cirujanos y enfermeras lo atendieron de inmediato.

Posteriormente, llegaron varios elementos de la Guardia Nacional para realizar los tramites requeridos para trasladar a Carlos Humberto al Hospital Militar de la Onceava Zona Militar, en el municipio de Guadalupe.

Los cirujanos temen que el Guardia Nacional pueda perder el ojo. Todos sus compañeros están indignados. La sociedad zacatecana, también. De los peligrosos narcotraficantes, la policía dice no saber nada.