Alrededor de 65 personas, entre familia­res, vecinos y personas en lo individual, se juntan diariamente en el cruce del tren lla­mado San Fernando, en la capital zacateca­na, para emular a las “Patronas” en Veracruz y lanzar lonches, agua, frutas, medicinas, cobijas, pañales, entre otros artículos bási­cos; a los migrantes que viajan en el tren.

Desde hace aproximadamente un mes, el número de migrantes que viajaban por esta ruta de la tambien llamada Bestia, ha aumentado impresionantemente; algunos días, pasan montados entre cien y doscien­tas personas, pero hay días en que llegan a pasar en un solo, aproximadamente mil o mil quinientas personas, entre adultos, niños y familias enteras. “Maquina 30-30, amor sin fronteras” se hacen llamar este grupo de ciudadanos zacatecanos que comenzaron a observar la cantidad de migrantes que cru­zaban y las condiciones en las que viajan para llegar a la frontera norte de México.

Después de investigar y hacer contacto con los maquinistas que operan los trenes, ellos san exactamente el horario en que cruzara por el lugar. Después de salir de Francisco de los Romos, en Aguascalientes, el maquinista les informa la cantidad apro­ximada de migrantes que viajan en el tren, desde ese momento tienen alrededor de tres horas para la entrega; en un grupo whtasapp se coordinan y se dividen las tareas, media hora antes de la hora probable se reúnen en el punto y organizan los paquetes y víveres; se acomodan a un costado de la vía del tren y se dividen por agua, lonches y ropa o cobi­jas; al pasar lanzan los víveres en bolsas para que los migrantes puedan seguir su viaje.

Algunas veces es más fácil que otras, depende de la velocidad en que cruza La Bestia. Es una labor que realizan con recur­sos propios, pero otros ciudadanos se han solidarizado con víveres o dinero.

El tren de carga es abordado por los migrantes desde Huahuatoca, Estado de México, después transbordan en Irapuato, Guanajuato; después llega a Encarnación de Díaz, Jalisco; también por Francisco de los Romos, Aguascalientes; cruza la capital za­catecana, para después llegar hasta Torreón, Coahuila; aquí es donde los migrantes bajan y la mayoría decide la ruta más corta para Saltillo, Monterrey y Piedras Negras; pero algunos otros continuan para Chihuahua, hasta llegar a Ciudad Juárez.