“No ha Parado”
Por Nallely de León Montellano
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Roberto de la Rosa, activista defensor del medio ambiente (Foto: Diana Moreno Valtierra)
Roberto de la Rosa, activista defensor del medio ambiente, comentó que en Mazapil persiste una situación difícil en lo que respecta a la presencia de la minera Frisco la cual ha despojado a decenas de pobladores de Salaverna desde 2016, dado que esta cuenta con el apoyo de los tres niveles de gobierno.
El activista detalló que actualmente, “ya no podemos ni subir ahí al pueblo porque la seguridad que ellos traen está canijo, entonces la situación para nosotros sigue siendo muy difícil”.
Expuso que además de su pueblo, la minera sigue explotando el subsuelo de otras comunidades con la intención de aterrorizar a los habitantes de las mismas y con ello lograr sacarlos de sus hogares.
Motivo de ello, dijo que algunas casas ya comienzan a registrar cuarteaduras, lo cual tiene documentado con fotografías, por lo que cuestionó: ¿Quién los podrá parar? Dijo que a pesar del llamado Plan México que está impulsando el gobierno federal, quienes viven en las comunidades de Mazapil están en peligro de ser despojados y perseguidos por las empresas mineras.
Por ello desmintió que la generación de más de 2 mil 500 empleos prometidos por Peñasquito sea una bendición para los pobladores.
“Es una bendición para los inversionistas y para los gobiernos en turno que se están llevando su tajada, pero porque la minería corrompe desde el Comisariado Ejidal, para arriba, la minería tiene ese poder y desgraciadamente estamos en una situación muy difícil con la carencia de educación y muchas cosas, pero la carencia más fuerte es la carencia de principios morales en las autoridades”, lamentó.
La comunidad de Salaverna ya cuenta con un desnivel aproximado de 4 metros, por lo que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social ordenó que se detuvieran las excavaciones, aunque, según el activista dicha institución es corresponsable de la situación que ha afectado a los pobladores debido a que anteriormente fue quien otorgó algunos permisos para realizar dichas intervenciones.
Luego de ser despojado de su casa en Salaverna, Don Roberto de la Rosa decidió construir una pequeña casa en medio de la milpa en la comunidad de Majadas, dos kilómetros debajo de lo que antes fue su hogar, los cuales por mucho tiempo ha tenido que recorrer en repetidas ocasiones para conseguir agua potable y electricidad, aunque desde hace un año ya cuenta con un conducto que le proporciona el vital líquido.
Recordó que luego del despojo se negó a aceptar una vivienda en comodato, ubicada en el denominado fraccionamiento Nuevo Salaverna porque sería como negar sus raíces y las de sus ancestros, debido a ello decidió vivir en resistencia, empezando desde cero en un hogar construido por él mismo.
“Cómo voy a aceptar vender lo que son mis raíces, mi identidad y mi historia, por ahí transitaron mis abuelos y mis bisabuelos y por ahí corre la esencia de su espíritu, por eso cómo lo voy a dejar, esa es la conexión que tengo yo con mi origen, nunca voy a aceptar que me traten como a un objeto”.