Por Arlette Luévano Díaz

“La Pona ha recibido el golpe de la maquinaria pesada, y con ella, nuestro futuro común se debilita”
ES DOLOROSO constatar que aún sobreviva tanta inconsciencia. Aguascalientes vuelve a ser testigo de una afrenta contra el patrimonio natural: La Pona ha recibido el golpe de la maquinaria pesada, y con ella, nuestro futuro común se debilita. La presencia de maquinaria en uno de los pulmones verdes más emblemáticos de la ciudad no sólo representa un atentado directo contra la biodiversidad que alberga este espacio, sino que también pone en entredicho la eficacia de las autoridades encargadas de su protección. La Pona, declarada Zona de Conservación Ecológica en 2018, es refugio de flora y fauna local, pero también símbolo de un compromiso que, cada vez más, parece diluirse entre el crecimiento urbano y la indiferencia.
LA PONA, sin embargo, no es la única joya verde de Aguascalientes. A lo largo y ancho del estado, se despliegan otros santuarios naturales que, como costuras invisibles, sostienen el delicado equilibrio ecológico de nuestra región. La Sierra Fría, por ejemplo, con más de 106 mil hectáreas de bosques de pino y encino, es hogar de incontables especies que encuentran en sus montañas un refugio frente a la vorágine del cambio climático. El Cerro del Muerto, silueta ancestral al poniente de la ciudad, es más que un símbolo cultural: es un ecosistema vivo, declarado Área Natural Protegida en 2008, que alberga una rica diversidad de flora y fauna. La Sierra de Laurel, parte de la gran Sierra Madre Occidental, resguarda especies en peligro, actuando como un corredor biológico de vital importancia. El Bosque Cobos-Parga, en el sureste, entreteje naturaleza y vestigios arqueológicos, recordándonos que la historia humana y la historia natural son, en el fondo, la misma. Incluso la Línea Verde, en el oriente de la ciudad, demuestra que es posible reconvertir espacios urbanos para devolverle a la tierra un poco de lo que le hemos quitado.
LA EXISTENCIA de estos espacios no es casual ni garantizada. Sobre ellos pesa un entramado legal que busca protegerlos, aunque no siempre logre evitar su vulnerabilidad. A nivel estatal, la Ley de Protección Ambiental para el Estado de Aguascalientes establece los principios de conservación, manejo y vigilancia de las Áreas Naturales Protegidas (ANP). Esta norma se complementa con el Reglamento Municipal de Protección al Medio Ambiente, que define las acciones de los ayuntamientos en esta materia, y con los programas de manejo específicos que cada ANP debe tener para guiar su uso sustentable, restauración y protección activa.
LAS RESPONSABILIDADES para el resguardo de estos espacios se distribuyen entre diferentes instancias de gobierno. A nivel federal, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) trazan las directrices y administran las áreas de carácter nacional. A nivel estatal, la Secretaría de Sustentabilidad, Medio Ambiente y Agua (SSMAA) diseña y ejecuta las políticas públicas en la materia, mientras que la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (PROESPA) vigila el cumplimiento de la legislación, atiende denuncias y promueve la educación ambiental. A nivel municipal, las unidades ambientales de cada ayuntamiento deben aplicar las disposiciones legales y colaborar en la defensa de las ANP.
SIN EMBARGO, ya está visto que en la defensa de la naturaleza, las leyes y las instituciones son apenas los cimientos. La verdadera protección se robustece con vigilancia ciudadana, con memoria activa, con la voluntad diaria de no permitir que la depredación avance en silencio. La Pona nos recuerda que el mayor peligro para nuestros espacios naturales no es sólo el crecimiento incontrolado de las ciudades, sino la indiferencia de quienes deberían custodiar y de quienes, pudiendo alzar la voz, optan por callar.

Arlette Luévano Díaz
COMO CIUDADANÍA, debemos utilizar las herramientas disponibles para actuar. Cuando se presencian actividades que amenacen a un área natural –tala ilegal, incendios, construcciones indebidas, contaminación–, se puede denunciar directamente a la PROESPA, ya sea mediante mensaje de WhatsApp al número 449 182 3317, o bien a través de los teléfonos 449 917 1051 y 449 917 0890, extensión 105. También es posible comunicarse con la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable (SEMADESU) al 072 o al 449 910 1072, disponibles las veinticuatro horas, o enviar mensajes de WhatsApp al 449 508 9898. Aunque el portal digital de denuncias ambientales del Gobierno Estatal no se encuentra actualmente activo, su eventual reactivación abrirá otra vía de participación que es importante seguir monitoreando.
MÁS ALLÁ de la denuncia, existen múltiples caminos de participación: sumarse a reforestaciones, integrarse a colectivos ambientales, promover la educación ecológica en las escuelas, exigir la rendición de cuentas de las autoridades, preservar y amplificar la memoria de lo que se está perdiendo. Cada acto, por pequeño que parezca, suma fuerza frente a la inercia destructiva.
HOY, LA Pona no sólo es un espacio en disputa: es un espejo en el que Aguascalientes debe mirarse. ¿Qué ciudad queremos ser? ¿Qué mundo deseamos heredar? Cada árbol talado sin justificación es un latido menos en el corazón de la tierra.
¿TODAVÍA ESTAMOS a tiempo? ¿Todavía podemos alzar la voz y defender lo que nos sostiene?