Llevaron a Cabo “la Ceremonia del Corazón”

Por Nallely de León Montellano

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En medio de tiempos marcados por la violencia, la división y la incertidumbre, un grupo de guardianes de la espiritualidad ancestral viaja por el país compartiendo un mensaje claro: vivir en amor, recordar el corazón y sanar desde lo más profundo de nuestra memoria cultural. Uno de ellos es Guillermo Vega Medrano, integrante del colectivo Fuego Nuevo, originario de las faldas del volcán Zapotepetl, en Colima (Foto: Rocío Castro Alvarado)

En medio de tiempos marcados por la violencia, la división y la incertidumbre, un grupo de guardianes de la espiritualidad ancestral viaja por el país compartiendo un mensaje claro: vivir en amor, recordar el corazón y sanar desde lo más profundo de nuestra memoria cultural.

Uno de ellos es Guillermo Vega Medrano, integrante del colectivo Fuego Nuevo, originario de las faldas del volcán Zapotepetl, en Colima. Durante su visita a Zacatecas, Vega encabezó junto a su grupo una ceremonia conocida como “la ceremonia del corazón”, en la que el tambor –considerado símbolo del corazón humano– guía una experiencia colectiva de conexión y sanación.

“El corazón es un tambor, y en él pedimos a cada persona encontrar su vibración”, explica. Bajo ese tambor, colocan una jícara con agua que recoge la energía del momento: una especie de agua bendita que, posteriormente, es ofrecida a personas enfermas o usada como símbolo de bendición.

Antes de ingresar a la ceremonia, cada asistente es sahumado, un acto tradicional que busca purificar el cuerpo y el espíritu. El objetivo, dice Vega, es sencillo y profundo a la vez: “Vivir en amor, esa es la síntesis de todo. Primero sanarnos a nosotros mismos, y luego ayudar a sanar a los demás”.

Este tipo de ceremonias forman parte del legado de Fuego Nuevo, una agrupación espiritual conformada por hombres y mujeres que han aprendido de sus abuelas y guías comunitarios. Su andar no tiene fronteras fijas: viajan por todo México compartiendo conocimiento y medicina ancestral.

“Nos reconocen también por nuestros Temazcales, que, aunque varían de región a región, cumplen con la misma función: ser medicina en un vientre sagrado”, comenta.

La guía espiritual del grupo es la abuela Luz, figura fundamental en la transmisión del conocimiento que han llevado a estados como Querétaro, Aguascalientes, Michoacán y Zacatecas.

“Hay quienes nacen con los saberes y otros que los encuentran en el camino. Nosotros caminamos, compartimos, aprendemos, y volvemos a comenzar”, relata.

Su recorrido continúa: después de Zacatecas, viajarán a Guanajuato, Celaya, Salamanca, Paracho y Sahuayo, y el próximo 9 de agosto celebrarán una ceremonia en la Universidad Intercultural de Colima.

El 13 de ese mismo mes, planean regresar a Zacatecas para continuar su labor espiritual y comunitaria. Ante los retos sociales que enfrenta el país, Guillermo envió un mensaje a las y los zacatecanos: “Vivimos tiempos difíciles, pero hay esperanza. No olvidemos lo que guarda nuestro corazón. Recordar es sanar. Les llevamos un abrazo desde los volcanes de Colima, con el calor de nuestro fuego interior”.

En tiempos de incertidumbre, la palabra “recordar” adquiere un nuevo significado en boca de quienes peregrinan con el alma: volver al corazón, vivir en amor y resistir con esperanza.