“Necesitan Crecer con Valores y fe”
Por Miguel Alvarado Valle

En su reflexión, el obispo hizo hincapié en la necesidad de construir alianzas entre escuela, familia, sociedad e iglesia, considerando que estos vínculos deben tener un mismo horizonte: la formación de seres humanos íntegros, capaces de enfrentar los retos de un mundo en constante transformación (Foto: Rocio Castro Alvarado)
Con la cercanía del inicio de un nuevo ciclo escolar, el obispo de la Diócesis de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, hizo un llamado a la comunidad a vivir este momento desde la humildad.
Durante su mensaje dominical, señaló que la educación no es responsabilidad exclusiva de los estudiantes ni de los maestros, sino que involucra a las familias y a toda la sociedad.
Recordó que este lunes, con la reanudación oficial de clases en la educación básica, comienza también una etapa de esperanza y de compromiso colectivo en la formación de las nuevas generaciones.
El obispo destacó que la escuela no solo se queda en las aulas, sino que trasciende hasta los hogares y la vida cotidiana de cada persona.
En este sentido, mencionó que padres, madres, abuelos, tíos y hasta vecinos participan en el proceso educativo, ya sea acompañando a los niños en el trayecto a la escuela o apoyándolos en su crecimiento diario.
Subrayó que educar implica mucho más que transmitir conocimientos: significa preparar ciudadanos que, en unos años, serán quienes dirijan la vida social y política del país.
Al abordar la dimensión espiritual de la enseñanza, Noriega Barceló expresó que los padres de familia esperan no solo que sus hijos avancen en habilidades y aprendizajes académicos, sino que también crezcan en valores y fortalezcan su fe.
Recalcó que los tiempos actuales, marcados por los rápidos cambios tecnológicos y culturales, exigen una nueva manera de educar y de acompañar a los jóvenes. No se trata únicamente de “echarle ganas”, dijo, sino de buscar una formación integral que dé frutos en la vida personal y comunitaria.
En su reflexión, el obispo hizo hincapié en la necesidad de construir alianzas entre escuela, familia, sociedad e iglesia, considerando que estos vínculos deben tener un mismo horizonte: la formación de seres humanos íntegros, capaces de enfrentar los retos de un mundo en constante transformación.
Esta unión de esfuerzos, señaló, no puede basarse en el egoísmo ni en intereses individuales, sino en la voluntad de compartir la sabiduría de la vida y acompañar a los estudiantes con coherencia y unidad.
Noriega Barceló insistió en que la clave para lograrlo es la humildad, ya que a su juicio, solo con humildad se puede reconocer quiénes somos, cuáles son nuestras limitaciones y hacia dónde queremos dirigirnos.
Esta virtud, dijo, permite descubrir que la educación no puede reducirse a un trámite, ni tampoco se puede dar de cualquier manera; exige siempre la pregunta fundamental: ¿qué tipo de ser humano estamos formando?.
Finalmente, el obispo invitó a las familias y a las comunidades educativas a iniciar este ciclo escolar con la convicción de que la humildad abre caminos de cooperación y esperanza.