“Hay que ser Agradecidos”
Por Miguel Alvarado Valle

El obispo de la Diócesis de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló (Foto: Rocio Castro Alvarado)
En el marco de su cumpleaños, el obispo de la Diócesis de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, reflexionó sobre el poder transformador de la fe y la importancia de mantener viva la gratitud como expresión del amor a Dios. Recordó que la fe no solo cura o consuela, sino que salva, y llamó a los fieles a redescubrir en la palabra de Dios la fuerza espiritual que renueva la vida, “la fuerza está en la palabra de Dios”, expresó durante su homilía.
El obispo recordó que el Día de la Raza, tradicionalmente celebrado el 12 de octubre, ha adquirido nuevas interpretaciones históricas, pero insistió en que lo verdaderamente esencial es la fe que une a las personas más allá de los cambios culturales o sociales.
“Puede haber muchas explicaciones sobre esta fecha, pero lo importante es que estamos aquí celebrando nuestra fe”, dijo, a partir de los textos bíblicos del día, centró su mensaje en el pasaje de los diez leprosos, de los cuales solo uno regresó a agradecer a Jesús, destacando la diferencia entre ser curado y ser salvado.
En su reflexión, Noriega Barceló explicó que la fe es respuesta y compromiso, no solo un estilo de vida o una tradición religiosa, “La fe no solamente es un regalo, también es salvación”, afirmó.
El obispo hizo hincapié en la fuerza de la palabra de Dios, señalando que es en ella donde nace y se sostiene la fe, “Hoy hay muchos ruidos, pero pocas palabras verdaderas; hay muchas ofertas de sanación, pero muy poca fe”, advirtió.
Invitó a los fieles a recuperar el valor de la palabra divina, a escucharla con atención y a permitir que actúe en su interior. Asimismo, exhortó a la comunidad a revalorar la Eucaristía como centro de la vida cristiana, pues en ella se encuentra la curación y la salvación, “la Eucaristía es acción de gracias, curación y salvación por excelencia”, dijo.
Finalmente, el obispo llamó a todos los creyentes a ser proclamadores de la palabra de Dios en sus comunidades, especialmente en aquellas donde no es posible celebrar misa cada domingo, “No solo necesitamos predicadores, sino proclamadores de la palabra”, señaló.
