Llaman a Replantearlo Desde la Vida Cotidiana
Por Nallely de León Montellano

Se realizó la mesa “Los vecinos del Centro Histórico”, dentro de la Primera Conferencia Anual Sobre el Centro Histórico (Foto: Diana Moreno Valtierra)
En el marco de un diálogo abierto con vecinas, vecinos y especialistas, este sábado se realizó la mesa “Los vecinos del Centro Histórico”, un espacio dedicado a pensar la ciudad desde sus habitantes y a revisar los desafíos que enfrenta Zacatecas en materia de inclusión, memoria y ejercicio ciudadano.
A lo largo de la sesión, Adriana Riero Garza, Norma Gutiérrez Hernández, Paula Rey Ortiz Medina y Shirley Nallely Ordoñez compartieron análisis y experiencias relacionadas con la forma en que se habita el Centro Histórico, destacando las desigualdades que persisten en el uso del espacio urbano y la urgencia de fortalecer la gobernanza desde la sociedad civil.
Las ponentes coincidieron en que el patrimonio cultural no se reduce a edificios o monumentos, sino que involucra tradiciones, música, gastronomía, arte, oficios y todas aquellas prácticas que dan vida a la ciudad. Señalaron que Zacatecas es un “patrimonio vivo” porque en sus calles se conservan modos de vida heredados, transmitidos de generación en generación, y que no pueden separarse de quienes los practican diariamente.
Desde esta mirada, se enfatizó que la ciudad no puede concebirse como un museo estático: su valor radica en las relaciones sociales que se tejen en el espacio público, en los cuerpos que lo recorren y en las actividades que sostienen la vida urbana, muchas veces en condiciones desiguales.
Otro de los ejes centrales fue el análisis de género aplicado a la historia y a las dinámicas actuales del Centro Histórico. Se expuso que el acceso a los espacios públicos ha estado marcado por roles tradicionales que asignaron a las mujeres un lugar doméstico y familiar, limitando su presencia y participación en ámbitos como la educación, la política, la guerra o la toma de decisiones.
Las especialistas recordaron que incluso las universidades nacieron como instituciones exclusivamente masculinas y que esa exclusión histórica sigue teniendo efectos en la distribución del poder y en la forma en que se diseña la ciudad. La idea de que la palabra es poder, y de que las mujeres han sido situadas en un “ángulo del silencio”, ayuda a explicar por qué aún hoy persisten resistencias a reconocerlas como actoras centrales en la vida pública.
Durante el intercambio con las y los asistentes, se subrayó la importancia de que la sociedad civil tenga un papel protagónico en la definición de políticas y proyectos para el Centro Histórico. La conservación del patrimonio, coincidieron, necesita decisiones que trasciendan actos simbólicos y se traduzcan en acciones que garanticen accesibilidad, movilidad digna y un ejercicio equitativo del espacio urbano, especialmente para mujeres, personas mayores y grupos históricamente excluidos.
La mesa concluyó con el llamado a seguir construyendo una ciudad que reconozca su memoria, pero que también mire hacia el futuro con una perspectiva de igualdad y justicia social.
