“Se Llevó a Cabo la Novena Ceremonia”

Por Miguel Alvarado Valle

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Este jueves, en las instalaciones del 52 Batallón de Infantería, el Ejército Mexicano llevó a cabo la destrucción de un total de 135 armas, de las cuales 104 eran largas y 31 cortas, además de 55 mil 184 cartuchos y 976 cargadores de diversos calibres, que fueron decomisadas a integrantes de la delincuencia organizada (Foto: Cortesía)

Este jueves, en las instalaciones del 52 Batallón de Infantería, el Ejército Mexicano llevó a cabo la destrucción de un total de 135 armas, de las cuales 104 eran largas y 31 cortas, además de 55 mil 184 cartuchos y 976 cargadores de diversos calibres, que fueron decomisadas a integrantes de la delincuencia organizada.

Dicho proceso de destrucción se realizó de acuerdo con el artículo 88 de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, que establece la disposición y destrucción de estos materiales una vez confiscados. El gobernador de Zacatecas, David Monreal Ávila, estuvo presente en el evento y destacó que, con esta ceremonia, ya se han destruido un total de 3 mil 89 armas desde el inicio de su administración en 2021.

Asimismo informó que esta es la novena ceremonia de este tipo que realizan durante su gobierno, lo que, según el mandatario, representa un esfuerzo continuo por combatir el tráfico de armas y reducir la violencia en el estado.

Apuntó que este evento es un acto simbólico pero crucial para debilitar a los grupos delictivos que operan en la región, “tenemos una disminución del comportamiento delictivo en más de un 70% a la fecha, mientras que en el promedio nacional un 32%”.

Por otro lado, las autoridades detallaron que en cuanto al proceso de destrucción de las armas es meticuloso y está diseñado para garantizar que no puedan ser reutilizadas.

El capitán segundo de materiales de guerra, Carlos Enrique Aguilar López, comentó que las armas largas se someten a tres cortes transversales: dos a la altura del tubo del cañón y uno en el receptor del arma, esto las deja completamente inutilizadas.

Una vez desmanteladas, las partes ferrosas de las armas se almacenan en tambos de 200 litros, que luego son trasladados a un foso de 2.5 metros de profundidad donde se vierten. Sobre estas partes se aplica una capa de concreto, seguida por otra capa de arena y con este procedimiento garantiza que las armas no puedan ser recuperadas o reconstruidas.

Como parte del evento de destrucción también incluye la elaboración de un acta en la que intervienen siete autoridades del ejército, quienes supervisan y verifican la correcta destrucción de las armas.

Finalmente, el capitán mencionó que esta es la tercera ceremonia de destrucción de armas realizada en lo que va del año, aunque aún no se tiene certeza de si habrá otro evento de este tipo antes de que finalice el año, ya que dependerá de la cantidad de armas decomisadas.