Lo Lleva Consigo, lo Defiende, lo Recuerda, lo Canta y lo Honra Todos los Días, Incluso Desde la Lejanía: Diputado Federal Miguel Alonso Reyes.

Hoy se llevó a cabo la inscripción en letras de oro de la frase “A LA COMUNIDAD MEXICANA MIGRANTE” en el Muro de Honor de este recinto legislativo con lo que no solo se hace justicia; se honra a millones de mexicanas y mexicanos que han cruzado fronteras, pero jamás han dejado de pertenecer al corazón de la patria.

Al participar en tribuna a nombre de su grupo parlamentario, el Diputado Federal Miguel Alonso Reyes dijo que: Hoy es un día profundamente signifi cativo para la historia legislativa y ética de nuestro país, es de reconocer que todos los grupos parlamentarios de forma unánime valoren la contribución de nuestra comunidad migrante como pilares económicos, culturales y sociales tanto en México como en el extranjero.

Reconoció las gestiones que para este prop ósito llevó a cabo con talento y compromiso la Diputada Marcela Guerra, Presidenta de la Comisión de Asuntos Migratorios y en la pasada legislatura a la Diputada María Elena Serrano, quienes respaldadas por las distintas fuerzas políticas sin distingo de colores hoy se materializa una justa y legítima aspiración colectiva.

Enfatizó que el PRI ratifica también su compromiso histórico y permanente con la comunidad migrante, en lo personal, señaló que como Zacatecano representa una valiosa oportunidad para refrendar su vínculo con los connacionales, particularmente en la Unión Americana por cerca de 30 años a través de clubes, federaciones y organizaciones de migrantes y de impulsar diversas políticas públicas como el programa corazón de plata, uniendo familias, entre otros.

El Diputado Miguel Alonso Reyes reconoci ó que migrar es un acto profundamente humano. Implica esperanza, dolor, valentía y sacrifi cio. Signifi ca dejar atrás el terruño, a la familia, las calles conocidas, dejar los afectos para buscar un futuro mejor.Quien migra no renuncia a su país: lo lleva consigo, lo defi ende, lo recuerda, lo canta y lo honra todos los días, incluso desde la lejanía.

En cada remesa, por ejemplo, hay más que dinero: hay amor, hay compromiso, hay un pedazo de vida enviado con esfuerzo. En cada jornada laboral, muchas veces doble o triple, hay una historia de lucha silenciosa. En cada activista comunitario, en cada estudiante, en cada madre o padre migrante, hay una dignidad que resiste, incluso frente a la discriminaci ón, la incertidumbre o el desarraigo.

Las letras de oro que hoy se develan no son un adorno. Son una deuda que comenzamos a saldar. Son una promesa de memoria y de acción.

Que cada visitante de este recinto vea en esas palabras un llamado a legislar con empatía, con justicia y con la mirada puesta también en los que están lejos, pero siempre presentes.

También es un acto para recordar al Estado Mexicano la deuda que hay hacia todos ellos que tuvieron que migrar por falta de oportunidades en México y la obligación que tenemos todos de generar mejores condiciones de vida en México para evitar que tengan que irse de su tierra con todos los sacrifi cios, riesgos y sufrimiento que eso implica para ellos y sus familias.