Fortaleciendo el Emprendimiento de Productos Artesanales

Por Miguel Alvarado Valle

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Bazar Cultural Soñadoras (Foto: Rocio Castro Alvarado)

El Bazar Cultural Soñadoras, ubicado cada domingo en el parque Sierra de Alica, cumplirá cuatro años de existencia en abril del próximo año, consolidándose como un espacio ciudadano que combina emprendimiento local, arte y formación comunitaria.

Edith Ramírez Jáquez, gestora cultural y directora del bazar, explicó que el crecimiento del proyecto ha sido resultado de un trabajo continuo de gestión, diagnósticos y metodologías que han permitido fortalecer la organización a pesar de los retos de operar en un espacio público.

Estas herramientas, destacó, se han visto reflejadas en el incremento de visitantes y en la apropiación del bazar por parte de la comunidad.

A diferencia de otros bazares, el concepto de Soñadoras es reunir emprendimientos artesanales, piezas únicas y propuestas que conserven una identidad propia, dado a que no buscan productos comerciales ni lo industrial, “buscamos que tenga alma propia el emprendimiento ”, expresó.

Actualmente, indicó que el bazar cuenta con 60 expositores, una cifra que se ha mantenido estable, aunque no por falta de demanda, sino por la decisión de priorizar calidad antes que cantidad. La directora explicó que uno de los objetivos principales es acompañar a las emprendedoras en su profesionalización, de modo que no se queden únicamente en la venta directa, sino que desarrollen una visión más amplia sobre su propio potencial económico, creativo y social.

Este enfoque ha convertido al bazar en un semillero de iniciativas locales que crecen y se consolidan con el tiempo. Además de ser un punto de venta, Bazar Cultural Soñadoras ha incorporado un programa constante de talleres formativos y actividades culturales. Entre ellos, se han realizado sesiones de cerámica, decoración de galletas durante el Día de Muertos y, recientemente, un taller de papel mágico.

Las actividades están abiertas al público en general y se promocionan semanalmente en las redes del proyecto, además los costos, que van de 50 a 80 pesos, lo que permite cubrir materiales y honorarios de las talleristas.

En cuanto a la oferta de productos, las y los visitantes pueden encontrar una amplia variedad: desde yesos para pintar y alimentos caseros, hasta piezas de crochet elaboradas a mano, dijes, collares, accesorios artesanales y ropa de segunda mano cuidadosamente seleccionada para su venta.

Finalmente, Edith Ramírez Jáquez hizo un llamado a la ciudadanía para visitar y apoyar estos espacios que funcionan como proyectos sociales y culturales, más allá de una simple actividad comercial.