Espera Obispo Llegada de la “Acción de Gracias”
Por Miguel Alvarado Valle

El obispo Sigifredo Noriega Barceló encabezó la ceremonia (Foto: Rocío Castro Alvarado)
Este domingo se llevó a cabo el cierre de la “Puerta Santa” en la Catedral Basílica de Zacatecas, acto con el que concluyó formalmente el Año Jubilar.
El momento litúrgico marcó el fin de un periodo considerado por la Iglesia como un tiempo especial de gracia, indulgencia, perdón y reconciliación, que invitó a los fieles no sólo a cruzar un umbral físico, sino a vivir un proceso de conversión interior y renovación espiritual.
Durante la celebración eucarística, el obispo de la Diócesis de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, dirigió un mensaje a sacerdotes y fieles cristianos en el contexto de la fiesta de la Sagrada Familia, recordando que hace exactamente un año, en esta misma festividad, se abrió la Puerta Santa como parte del Jubileo iniciado en Roma y extendido a las diócesis del mundo.
Señaló que este plazo de un año representa un tiempo cumplido, un momento para agradecer y reflexionar sobre lo vivido en la fe.
El obispo destacó que el Año Jubilar fue una oportunidad para ponerse ante la misericordia de Dios y experimentar su amor, con un llamado concreto a vivir ese amor en la familia y en el prójimo, especialmente hacia los más necesitados: enfermos, personas privadas de la libertad, quienes viven en soledad o han perdido el sentido de la vida.
Expresó el deseo de que cada día de este tiempo jubilar haya llegado “cargado de gracia” y que hoy se transforme en acción de gracias.
En su homilía, Noriega Barceló reflexionó ampliamente sobre el valor de la familia a la luz de las lecturas bíblicas propias de la fiesta de la Sagrada Familia.
Retomó enseñanzas del Antiguo Testamento, los salmos y las cartas de San Pablo para subrayar que el respeto, la obediencia, la reverencia a Dios y el amor son los valores que sostienen la convivencia familiar, aclarando que el “temor de Dios” no significa miedo, sino respeto profundo, del cual brotan diversas expresiones de amor y compromiso.
Finalmente, el obispo expuso algunos de los principales desafíos que enfrenta la familia en la actualidad, entre ellos el debilitamiento del inicio de la vida familiar desde la fe, el impacto de la cultura digital y la dificultad para transmitir la fe a las nuevas generaciones.
Al cerrar la Puerta Santa, subrayó que este gesto no significa el fin de la misericordia de Dios, sino el envío de los fieles a llevar a la vida cotidiana los frutos del Año Jubilar, con la esperanza de que este tiempo siga transformando a las familias y a la Iglesia, recordando que Cristo camina con su pueblo cada día.
